Multitud

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Multitud

En ciudad gris caída del espacio
te ataste y de ella vas enceguecida,
a hallarte allí un porqué vas aún despacio,
y mientras, casi siempre sigues ida.
Mas entre el hierro se forjó un prefacio,
brotó un fresco y oasis de alma y vida,
que irriga a quien será y los ya hoy cruentos
mil músicos, poetas y talentos.

Ve a ver ya el libro, oye tu canción,
que están aquí por ti, para que te halles;
ven, bebe toda el agua con pasión
y así su arroyo baje por las calles;
tu hogar, tu barrio inunde, ¡la nación!;
veas que los concretos fueron valles
y que su verde playa aún no se agota
vertiéndote el color, la rima y nota.

Autores cerca y lejos ven la llama,
lagos y lomas que hasta aquí traerán;
de adentro y fuera de ellos, primer rama,
sale arte y páginas que escribirán;
tal ola, que es del mar que a ella la clama,
mojarán tu orilla en paz y volverán
a sus corrientes profundas del fluir,
siendo vaivén de allá hacia tu existir.

Multitud no tardes, voltea una torre
y rómpela, regando una verdad
por entre el hierro y bruma que en ti corre.
Y en la alba extraterrestre, la ciudad,
habrá algo de quien siempre la socorre
con luz, mapas a casa y libertad,
pues tu sol, lomas, lagos y senderos
se envían con multitud de mensajeros...

Soy

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Soy

Fuerza me invade, un temor se va,
me alzo del vano mundo y sus enojos,
y son su frío y cansancio en mí despojos
al volar la luz fresca que se da;

mi piel es la corola abriendo ya,
soy cristal, firme paso en los abrojos,
mi espalda oleajes, brisa son mis ojos,
y en mi pecho un torrente bien se oirá.

¿Qué me pasa?, soy trueno y osadía,
doquier lugar, aquí y la lejanía,
tiempo eterno; de pronto todo puedo.

Ah… va mi cuerpo al Éter y a vez quedo,
broto mil notas dentro, ¿qué me pasa?...
Es mi amada, mi senda… que me abraza.

Cuerpo descubierto

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Cuerpo descubierto

Como uno solo el mundo y yo hemos ido,
yendo Éter entre gentes y mi puerto;
le alzo el velo pues estás ahí conmigo,
tú, flor con ropa, cuerpo en él cubierto.

Frente a frente han brillado nuestros ojos,
mis manos han abierto tu vestido,
ha sido a tu piel blanca buen cerrojo
mas con su gran listón al aire se ha ido;

cinta y tela en tu espalda y en tu pecho,
la he abierto, corrido, retirado,
igual en tu cintura y vientre yo he hecho,
mis manos vibran, ¡tiemblan!... ¡te he tocado!;

estás quieta, con calma has suspirado,
lenta, tomas mi cara entre tus manos,
lágrimas sueltas mientras dices “te amo”
y me miras con paz riendo en mis brazos.

Tus senos: tibias gotas en tus ríos
que forma dieron a los labios míos,
que en reposo hemos visto su latido,
tus senos… donde a salvo me has dormido;

tu vientre: sincronía, pensante, quieto,
sismo, viento, olor, fresco rocío
que he bebido… tu místico misterio
en que mi cuerpo y alma han concurrido;

tras él más cantos a la gran creación,
lunas que toco y toco y miro y miro,
mi ego, porque ni tú oyes tal canción
que invade mi sangre y danza en su fluido.

Estoy yo en ti, tú estás en mis adentros,
candor, tersura y suavidad te colma;
tus lunas, vientre y senos descubiertos...
los viertes por mis poros y en mí explotas.

Oculta amada que abres la quietud
de tu sublime templo que he ido entero,
dime ¿qué fui para así verte?, tú,
verdad sin ropa, cuerpo descubierto

Viaja el yo

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Viaja el yo

Atrás de cada espalda viaja el yo
mas nadie es rápido al voltear a ver,
está hacia el otro lado del correr
y ahí en la página que nadie vio;

al dormir se pasea en el rededor,
va en frío glaciar, mañana, hoy y ayer,
en una nave que a otra estrella fue,
bajo una piedra en que alguien no asomó,

está en un fruto oculto en algún huerto,
atrás de un sol que esconde su volar;
viene de un cofre que quedó aquí abierto,

ruido y reloj de arena en su marchar;
tras lleno juicio-corazón desierto
está la verdad de una humanidad.