miércoles, 29 de diciembre de 2010

Algo cruel

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Algo cruel

Estos días algo cruel ya me ha invadido,
no te hallo y hace rato hirió más dentro.
Afuera, noche fui este pueblo, el centro,
¡qué plaza en tanta luz!, frío blanco encendido;

nadie en el pueblo, un grillo y yo era el ruido,
me fui y entré en las piedras, sombra adentro,
¡oh!, ¡hubo a dos calles aún reencuentro!...
volteé y había hasta acá la luz venido.

Y ahí, plaza en que la luna va a dormirse
oí entre el grillo un paso andar, luego irse…
cruzó alguien y su andar ¡sonó tan tú!

Y, lo mismo… la razón no quiere huirse,
me detiene y contiene en mí un alud;
pero me voy pensando en si eras tú.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Tan lejos

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Tan lejos

No es azar que esta estrella sea La Tierra
pues lejos aquí están cielo y tierra.
Aquí no echamos cielo, hay que beberlo,
no hay firmamento en quien la vista cierra
pues cruza el cuerpo y pide obedecerlo,
aquí hay que abrir los ojos para verlo.

Cielo y tierra en la estrella tan callados;
se habla de oír y no se oye por hablar
y por algo que no es ya somos guiados;
hoy no basta con a alguien contemplar
para unir ambos y volverse centro.
Todo aquí a callar para oír tu adentro.

Aquí el cielo y tierra están peleados.
Para hacerse de un mar hay mil combates
porque algo oscuro habló hacia todos lados
que es ajeno el sol, que te tocan partes,
que a unos se otorga si otros son postrados,
que siempre irás tranquilo si no abates
las clases que hizo para que complazcan.
Y aquí unos “mueren” para que otros “nazcan”.

Sí, en la estrella el sol brilla repartido
pues de él el cielo y tierra se han engreído,
porque la tierra adora verse fértil
y el cielo quiere verse siempre azul,
no quiere verse el cielo un poco fértil,
ni como el mar, la tierra un poco azul,
pues bellos como sólo ellos son ya
no saben que hay un algo más allá;
de aquí, azul fértil, hermoso te vas
pues cielo y tierra no ansían serlo aún más.

Cielo y tierra en la estrella y escondidos.
Sí, porque son por todos suprimidos;
de por sí ya el arcano tiene un velo
y abajo en ser muy duros hay un celo.
Y han de llegar entonces poetas, sabios,
músicos, ermitaños con sus labios,
filósofos y amores a mostrarnos
la verdad, y al paisaje ya invitarnos;
y en vez de ir creemos: “Lejanos maestros”.
Solos se han ido, iluminados nuestros
en quienes claros cielo y tierra han sido,
de ellos se sabe que han aquí existido.

Por el universo una vez volaba
una galaxia en que yo siempre estaba
pues yo era la órbita en que ella era estrella.
Cruzando es que este mundo allí viajaba
tomándonos en dos: Cuerpo y centella;
y aquí no hay uno solo, hay yo y mi amada.
Tan lejos cielo y tierra en esta estrella
que aquí estoy yo sin saber dónde está ella.

Tan lejos cielo y tierra hoy es que van
que tan cerca en realidad están,
mas así son, porque labor nos dan.
De afortunados no sé si entendí
pero en la noche al cielo y tierra vi,
no callé y mis adentros siempre oí,
de un hondo azul tal mar, fértil yo fui,
entre la ira con todos paz me di,
y otra vez busco en quien amor viví.

De nuevo en el espacio habrá centella.
Tan lejos cielo y tierra por la estrella
que así están para unirlos por toda ella.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Desconocidos

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Desconocidos

Dos minutos nos tuvimos. No olvido;
tu piel, sus formas, había una ciencia
que te envolvía entre amor y… tal paciencia.
Cuatro ojos un vagón volvieron nido.

Y hablamos sin hablar de tanto habido,
hubo comprensión, unión, transparencia,
ternura, anhelo; ¡fuimos… pura esencia!,
que ahí mil versos por ti hubieran sido.

Pero no creí; mi cuerpo se quedó
cuando a tu día enfilaste y suplicó
tu mirada: “Ven”. Y ahí yo “desperté”;

tras ti corrí y la puerta se cerró,
y oh… tu voz: “Me voy pero aquí estaré”.
Te busqué, mas ya nunca te encontré.