sábado, 4 de diciembre de 2010

Desconocidos

.
Desconocidos

Dos minutos nos tuvimos. No olvido;
tu piel, sus formas, había una ciencia
que te envolvía entre amor y… tal paciencia.
Cuatro ojos un vagón volvieron nido.

Y hablamos sin hablar de tanto habido,
hubo comprensión, unión, transparencia,
ternura, anhelo; ¡fuimos… pura esencia!,
que ahí mil versos por ti hubieran sido.

Pero no creí; mi cuerpo se quedó
cuando a tu día enfilaste y suplicó
tu mirada: “Ven”. Y ahí yo “desperté”;

tras ti corrí y la puerta se cerró,
y oh… tu voz: “Me voy pero aquí estaré”.
Te busqué, mas ya nunca te encontré.

1 comentario:

  1. ¡Hola!
    Los encuentros dan sensación de aventura.
    El embeleso de las historias sabidas, repetidas en aquel encuentro compartido...

    Saludos de J.M. Ojeda.
    Buen Domingo.

    ResponderEliminar