miércoles, 15 de septiembre de 2010

Independencia (Fragmentos)

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Independencia (Fragmentos)

Pregunta el mexicano a sus captores
-y a sí mismo, la virgen, Dios y dioses-:
“Hombre libre en lejanas latitudes.
¿Por qué nos traes aquí vicisitudes?,
¿qué deja convertirte en opresor
si te ve el oprimido con rencor?,
¿qué deja suprimir las libertades?,
¿qué deja disponer de humanidades?”...

“¿Ser máximo poder?, ¿admiración?
¿Qué deja el mando, ser dominación?
¿Qué el dinero que compra muchas cosas?…
“¿clases?... ¿aristocracias muy pomposas?,
¿reverencia obtener?... ¿seguridad?,
¿falacias?, ¿engaños?... ¿tranquilidad?,
¿conveniencia?, ¿hipocresía?... ¿respeto?,
¿inteligencia?, ¿facultad?... ¿talento?,
¿mentira y malicia?... ¿amor y dicha?,
¿visión del mundo y ser?... ¿sabiduría?
“Humanidad. ¿Qué deja a ti de bueno?...
Opresión, ¿qué te deja a ti del cielo?”

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Flotamos los atados, los esclavos,
disipamos la bruma con las manos,
volteamos a lo inmenso, eterno y hondo,
nos preguntamos dónde iremos, cómo.
No hay futuro, no hay vida, no hay mañana.
¿Qué será del cuerpo?, ¿qué del alma?...
¿En lejanas galaxias llorará?,
¿tranquila y ancha al ser extenderá?,
¿caminaremos donde encuentre un suelo?...

… ¿Brillarán los ojos, verán sereno?,
¿qué sombra ante la cara hará el cabello?,
¿qué ideas vislumbrará nuestro intelecto?,
¿vagaremos sin rumbo por la noche,
ciegos de día, sin tacto que trastoque?,
¿cansaremos, dolor aquejará?
¿El reloj correrá, se detendrá?,
¿quedarán los hechos, cuánto sentimos,
o se perderá todo lo que fuimos?,
¿seremos atrapados por una era?,
¿llevados en nostálgica tristeza?
Quizá el fin de este pueblo era penar,
quizá era un simple y lento desfilar.
¿Respirar y cadenas ya es igual?,
¿en un negro rincón está el final?...
Quizá era andar los campos y partir…
quizá sólo existir para morir.

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Si hasta el hoy llegamos, si aquí nacimos,
si aquí brotamos y aquí somos hijos,
entonces abracemos a la patria,
es nuestra madre y anda encadenada.
Nadie vendrá a pelear y hacernos arias,
no quitará el pesar, desesperanza,
nadie procreará al sol del medio día
ni entonará en nuestra alma melodías;
jamás hará alguien algo por el país
porque es lucha propia, es nuestra raíz.
¡Llevemos a la guerra una bandera
que dispare el anhelo de la hierba!,
¡empuñemos el ansia y la trompeta
para que vuele el polvo por la estela!
Que pronto al invasor que se resiste
le queme las entrañas nuestro chile,
lo funda el sol, la luna le haga eclipse,
se lancen los nopales y lo espinen,
lo repliegue el frío viento enaltecido,
cruja en su sien el mar embravecido,
detenga su ir cortado por las ramas,
se le alce cruel, sinuosa la montaña,
el cielo y nubes se le tornen grises,
los días y noches lo avasallen tristes.
Pierda y olvide en su alma ser de aquí amo,
vea que es de nuestra madre el invitado;
que oiga del invadido su mandato,
lo entienda, ¡México es del mexicano!

Corrió la voz, se supo en la ciudad.
Luchar la independencia inicia ya.
Se supo entre los fierros del herrero,
entre el barro y café del alfarero,
lo oyó mientras moldeaba el artesano,
cuando rimas hilaba el escribano,
se escuchó por las casas de vecinos
y hasta donde sembraba el campesino,
lo supo el panadero pastelero,
el ranchero, platero y carpintero,
cuando troncos juntaba el leñador
y guardaba su albarsa el pescador,
lo oyó la lavandera y la partera,
las tejedoras y las cocineras,
el fundidor, el albañil, mineros,
creyentes, ateos, alumnos y maestros.
La patria pide ser, pide existencia.
¡Se supo que inició la independencia!

Tierra. Con una sola voz entonan
tus hijos una inmaculada nota:
“¡No más colonia!” –vibran zacapoaxtlas-,
“¡no más cadenas!” –gritan tarahumaras-.
Avanza el yaqui junto al zapoteco,
con mil piedras y palos los mixtecos.
Ya claman por las selvas y en las costas,
bajan por tus barrancas, van tus norias
los urbanos catrines y los mayas,
quienes español, dialecto o “criollo” hablan,
quienes hoy tienen hambre de tanta hambre,
los heridos de dar y sudar sangre.
Más hijos e hijos de tus hijos pobres,
tus ancianos, mujeres, niños y hombres;
¡claman todos ser!, claros y morenos,
ahora los últimos serán primero.

Retumban, rugen fuego los cañones,
bayonetas traspasan corazones,
machetes parten brazos, piernas, sienes,
a brasas van cabezas, arden pieles;
odios de día, de noche, de mañana,
se para el respirar, paran entrañas,
se riegan los lisiados, ciegos, sordos,
aterrorizados, poseídos, locos;
falta piedad, no alcanzan los doctores,
sobra crueldad, rebasan los horrores,
venganzas son saciadas, ira urdida,
caen padres, hermanos, hijos, hijas;
galopes, balas, polvaredas pasan
cuando los enemigos todo arrasan.
Soltura de gritar la furia fuerte.
Entregado reparte el hombre muerte.

Se marchitan las rosas, tulipanes,
espinas los más lisos tallos brotan,
se alzan sinuosidades, caen nopales,
cadenas atan esperanzas rotas,
silencios en las plazas y portales,
tu cuchillo contiene ansia a raudales
y el fusil dominante se alborota.
Madre patria, tus hijos hondo lloran.

¡Tambalea la esperanza en libertades!
El hombre que a la virgen juró amarle,
el hombre que alzó al aire su estandarte,
el reo de los realistas capitanes,
quien vio cárcel, y en ella excomulgado...
este día ha sido en armas fusilado.
¡Ha muerto el independentista Hidalgo!
Su llama libertaria se ha apagado.

Su llama libertaria se ha avivado.
¡Alzan árboles!, ¡brotan los arados!,
las rocas en las sierras crujen cruento,
los lagos en sus aguas se han revuelto,
Popocatépetl-Gregorio armado,
la entraña de la tierra ha despertado,
estremece a su paso el Tepozteco,
se levanta el Cañón del Sumidero,
el mar profundo hierve preparado.
¡Tu llama libertaria vive Hidalgo!

México, tu hijo clama hacia tu cielo
que hoy ya quiere andar libre tus maizales,
libre como las lluvias en tus cerros,
libre como la nieve en tus volcanes,
libre como el correr de tus riachuelos,
como tus lomas, bosques y animales,
como baña tu sol sobre el Cuitzeo
y la luna tus llanos y tus valles,
libre como el mar al surgir, ahondarse,
libre como el tiempo al confluir, marcharse.

Para este día la guerra ya ha acabado,
la muerte y sangre ya se han alejado;
el mismo mundo pero todo diferente,
el duelo sanará por todo ausente.
Sale el conejo, vuelan mariposas,
la fresca brisa matinal rebosa,
pastan las vacas, se levanta el toro,
el sol extiende filamentos de oro,
la nube es blanda sobre el cielo azul,
baila al viento el pino, el abedul,
pétalos abren, se enderezan tallos,
brinca la piedra al río, se mueve el lago,
despierta el hombre, aclara sus ojos,
sale a un vapor y a una humedad ignotos,
las plantas el oxígeno generan,
la lluvia riega la montaña y siembras,
la tibia tarde extiende un tono miel
y a la luna le canta el grillo fiel,
tierra y mar duermen, velan las estrellas,
fluye el tiempo, la vida se renueva.

Hacerte independiente pidió el cuerpo,
fue un anhelo que hicimos realidad:
Autodeterminación de tu pueblo,
Derecho a aquí existir con equidad,
de hablar, paz, navegar cual pluma el viento,
derecho a educación -luz de verdad-,
a edificar progreso en propio suelo,
justicia, y a vivir felicidad.
Y así, si un día volvieras al anhelo,
otra vez volverás a Libertad.

Y empieza en nuestra patria otra alegría,
y es una nueva noche y nuevo día.
El dormir fue sereno, silencioso,
el viento danzó agudo y cadencioso,
el grillo se tendió a bañarse en luna,
luciérnagas hacían de luz figuras,
un haz de brillos se entreabrió en el alba
y anunció su tibieza la mañana.
Tronaron las ramitas de los nidos,
las alas abren ya los pajaritos,
las madres los enseñan a volar
y al rocío matinal van a trinar.
Redondo, enorme asoma el sol dorado,
va al campo de amarillo coloreando,
se estira el pasto, se levanta lento,
la húmeda tierra y hoja van moviendo,
se agitan la pradera, sierra y lago,
llenan los animales bosque y llanos,
silencio y bruma van desvaneciendo
y un vapor fino un árbol va ascendiendo.
Despiertas México, despiertas pueblo.
Ya se ordeñan las vacas del establo,
entran y salen sacos del granero,
no para de cantar altivo el gallo,
berrido hace el bebé por leche hambriento
y madres amamantan muy temprano;
la masa azul llega al comal primero
y el nopal en su baba es bien asado,
la cazuelota hace frijoles güeros
y el molcajete salsa de poblano,
la tortilla caliente al tortillero
y horneado el pan de ajonjolí al canasto,
salta hirviendo el atole en el brasero,
el arroz en aceite es sazonado,
hay platos para el guacamole y queso,
jarritos pal’ café de olla de grano,
y la familia entera llega al fuego
de la cebolla, perejil y el ajo.
El campesino siembra los arados,
vendedores extienden un mercado,
aromas se despiden a lo lejos
mientras se ponen sillas, se arman puestos,
la plaza irradia luz, irradia gente.
Sale un hombre nuevo, post insurgente,
lo cubre un nuevo sol, su cara quema,
mira el horizonte, la patria plena,
ve el ancho cielo y nubes circundantes,
ve el mar inmenso y peces, sus oleajes,
lo mismo, todo, se ha transfigurado...