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Embrollos
Porque ahondaba y tú me amabas
tu sueño único oí sin trabas,
mal creías que me vedabas
el rimar que recitabas
y que nadie escucharía.
Lo que sólo yo entendía.
Soñaste cosas increíbles
a nosotros irascibles:
- Todo el tiempo resolvía
tu aviesa patología,
cruento a ti te rescataba
y en mi pecho te sanaba.
- Tu cigarro me era incienso.
- No me hacías nada hipertenso.
- Rara vez salía corriendo.
- Diario amábamos sonriendo.
- Me engullía tribulaciones
dando a ti mil concesiones.
- Olvidando no ser cuerdos
creábamos en todo acuerdos.
- Recordabas ya tu amnesia.
- Yo era entera y pura iglesia,
te hacía el trauma superar
de casarte en el altar.
- Soñaste el vestido blanco,
todos riéndote, yo en flanco,
ahí tus padres, tus hermanos;
y muy fuerte asías mis manos
por no huyera al oír la glosa:
“Tú, ¿aceptas por esposa…?
- Descifraba tus marañas,
riendo abría a ti las mañanas.
- Te abrazaba noche y día
y seríamos melodía.
- Eterna felicidad…
y éramos tú y yo en verdad.
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Sé por qué no te comprenden,
sé por qué me ves tan raro:
- Marchas si ocres te pretenden
por saberte ver yo claro.
- Ves dos lenguas que contienden
y que en sueños nos reparo.
Nunca desembrollarás,
siempre en mí esclarecerás;
de ser extraña alba y deseo
mi tarde hoy eres de paseo.
Yo soñé un anillo y ramo.
Decía: “Sí, acepto y te amo”.
miércoles, 2 de marzo de 2011
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