jueves, 11 de noviembre de 2010

Ha no mucho

.
Ha no mucho

Me odias, yo aún te miro los aliños.
Tus vestidos, tus pecas, tu trencita,
tus mejillas, hoyuelos y tus guiños,
tus lentes que te hacían ver tan bonita.
Ha no mucho aún éramos dos niños.

La puerta donde a ti me atravesaba.
Quién sabe de qué hablábamos, derroches,
se trataba de un rato estar sin traba,
donde pasamos medios días y noches.
Pasé hoy, vi nuestra sombra que ahí estaba.

El patio en que contigo un día corrí.
Jugando bola tu hondo tú sabía
que si ganabas había sido así
por complacerte, porque así quería.
Si hoy nadie ve corro al pasar ahí.

La escalera en que hablé a ti un día, deseo.
Donde hablabas de sueños y sosiegos,
decías al par que yo lo hacía: “Te creo”,
cuántas veces fue mesa en nuestros juegos.
Paso y ahí nos oigo, ¡ahí nos veo!

Quién sabe qué pasó por tu camino
que en este paso hoy pasas amargura,
otra eres, para ti es cualquier camino;
hoy ya hay aquí otros niños; tú en premura;
los veo y lo sé, ¡aún aquí es camino!,

y cuando en él te veo hoy, hondo me muerdo
pues ahí está aún quien fuiste, quien fue amada;
y mientras en imágenes me pierdo,
ahí para ti hay lo que en tu vida, nada;
tú pasas, lástima que yo aún me acuerdo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario