.
Suspicacias
Quieto aceché niña. Vi suave y dura,
tras tu paz, atada, un ansia inclemente
de dar y recibir yendo impaciente;
un huracán que entre el candor madura.
Tú. Oscuro rayo, agua en fuego, apertura,
mi gusto y libertad furtivamente,
cuerpo enfermo de que el beso no intente
darle por sus huidizas cuencas cura.
El día que a ti iba, un gusto conocí
(goce de yo en ti y tú en mí): Que a un no ir fui…
Fuiste ansia y no, cuerpo y no… Ya no vi…
tus yo inquietos se escondían-salían;
como ahí, música de gozo en mi alma oí
y a ti las suspicacias bien te irían…
por siempre cerca y lejos me tendrían.
Tu ardor y hiel jamás me abrazarían.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario