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Las rimas de mi niña
Hay cascadas en rimas a mi niña
hablando cuanto la amo y en mí llevo,
adentro el tiempo tantas ya me apila
que mi vivir se iría si escribo yo esto,
rimas sublimes que a explicar no acierto
pues vuelan sobre todas, cristalinas,
guardando sólo a mí el perfecto metro
e ignoto vocablar que me recitan,
cuando despierto y voy a verle el sueño
se ven revoloteando sobre su haz,
al tiempo que despierta empieza un viento
que las posa en sus ojos, ahí están,
cuando habla, de sus labios a mí van
oh… notas en tonada de sereno,
y de su risa en timbres y al compás
letras desconocidas van saliendo;
cuando mares y bosques he surcado
con mi niña, el sol brillos conjura,
y el lago y brisa y cielo van bailando
unidos un rimar que hacen holgura,
cuando mi amada la alza a su ternura
y me ríen descansando en sus regazos,
dicen tal rima inescribible y pura
que sé, Dios a mí con ellas ha llegado;
son torrentes las rimas de mi niña
y la han soplado a quietos horizontes,
con ella han ido en caudas de oro en día
y en estrellas fugaces por las noches,
están en su quietud, su andar y goces,
cuando lejos la oigo, cuando me mira,
éteres, agraciantes esplendores
viniendo de ella a mí en paz-armonía;
son rimas que mi amada entiende enteras
pero que nunca oirá en mi hablar precisas,
ya que palabras no tendré yo expresas
para un día asir tal éter a hojas fijas;
dice que así es pues un solo aire agitan
tal las que al vernos hay y que son nuestras,
que irán como estas que no están escritas,
sólo mías y de mi niña al verla.
Como el sentir no sé explicar y es tanto
mejor lo vivo y no lo hago; y ya esto acabo
pues vamos a dormir a nuestra niña…
rima… beba etérea en nuestra vida.
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